EL REY NABUCODONOSOR RECONOCIÓ AL DIOS EL CIELO.
UN REY TERRENAL RECONOCIENDO AL REY ETERNO.
MIRO AL CIELO.
SE HUMILLO.
RECONOCIÓ SU CONDICIÓN DE MORTAL.
Y SU ENTENDIMIENTO LE FUE DEVUELTO.
BENDIJO AL ALTÍSIMO.
Y GLORIFICO AL QUE VIVE PARA SIEMPRE.
CUYO DOMINIO ES SEMPITERNO.
SEMPITERNO: QUE DURARA SIEMPRE, CON PRINCIPIO, PERO SIN FIN.
SU REINO POR TODAS LAS EDADES.
DANIEL 4.34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las EDADES.
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