CAPITULO 2: CULTIVO DE LA
MENTE.
En nuestra conversión con Cristo,
reconocemos la incapacidad de nuestra mente para distinguir entre la verdad y
el error y su necesidad de una revelación de Dios para saber que creer.
El intelecto o la mente, es una
de las riquezas más grandes que Dios nos ha confiado.
Forma una parte dominante de
nuestra personalidad, juntamente con los sentimientos y la voluntad.
El dueño de nuestra mente desea
que nosotros los administradores, la llenemos de la verdad, nos ha dado la Santa Palabra , la Biblia con doble propósito:
1)
Para que la
Verdad nos libre del error y nos guíe acertadamente en esta
vida.
2)
Para que compartamos esta verdad.
El propósito de Dios es que
desarrollemos las facultades mentales que nos ha dado y las pongamos a
disposición. Y con su Espiritu Santo que opera a través de nuestra mente, nos
usara para su gloria en maneras que jamás hemos soñado.
Nuestra mente es como un campo
que tenemos que cultivar.
La siembra y la cosecha
Los pensamientos son la semilla
en el campo de nuestra mente. La cosecha depende de la clase de semilla que se
siembra.
Nuestros pensamientos forman
nuestro carácter y determinan nuestros hechos y nuestra vida.
(Proverbios 23:7)
Los mejores pensamientos que
existen se encuentran en la Biblia. Son
la semilla buena que Dios ha provisto para nuestra mente. Debemos aprender
muchos textos bíblicos y meditar en ellos.(Romanos 12:2).
De esta semilla va brotando la
fe, mejor comprensión, actitudes correctas y muchas buenas ideas.
Amemos al Señor con toda nuestra
mente.
Nosotros sembramos buena semilla
en nuestra mente en los cultos y en nuestra lectura bíblica y oración.
(Filipenses 4:8), (2ª Corintios 10:5), (Salmo 119:9-11), (Salmo 19:14).
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