miércoles, 2 de diciembre de 2015

ALGUNAS VECES NO HAY MOTIVOS




CAPITULO 3.

ALGUNAS VECES NO HAY MOTIVOS.

Si las cosas malas que nos pasan, son por mala suerte, no por voluntad de Dios me preguntó una mujer una noche después de que dicté una conferencia sobre mi teología, ¿de dónde viene la mala suerte?

Me quedé mudo. Instintivamente, le hubiera dicho que nada produce la mala suerte; las cosas pasan, y eso es todo. Pero sospechaba que debía de haber algo más.

Cuando un hombre y una mujer se unen para hacer el amor, el hombre eyacula millones de espermatozoides, y cada uno de ellos posee un conjunto diferente de características heredadas biológicamente.

Ninguna inteligencia moral decide cuál de esos espermatozoides fertilizará el óvulo. Algunos de ellos producirán un niño con una discapacidad física o, quizás, una enfermedad fatal.

Otros, no sólo le darán buena salud, sino una habilidad atlética o musical superior o una inteligencia creativa.

La determinación fortuita de esa carrera moldeará por completo la vida del niño, y afectará profundamente la vida de sus padres y familiares.

Los accidentes no existen.

Pero cuando las leyes de la física y la fatiga del metal hacen que se desprenda el ala de un avión, o cuando el descuido humano provoca una falla en un motor y el avión se estrella matando a doscientas personas, ¿fue por voluntad de Dios que esas doscientas personas (y no otras) estaban ese día en un avión condenado?

Y si al pasajero doscientos uno se le pinchó un neumático cuando iba camino al aeropuerto y perdió el avión, protestando y maldiciendo su suerte mientras lo veía decolar sin él, ¿fue la voluntad de Dios que él viviera y los otros no?

De ser así, tendríamos que preguntarnos qué clase de mensaje nos está enviando Dios con Sus actos aparentemente arbitrarios de condena y salvación.

 Preguntémonos nuevamente: ¿siempre hay un motivo para todo, o algunas cosas suceden simplemente al azar, sin causa alguna?

Cierta vez le pregunté a uno de mis amigos, un físico de renombre, si desde el punto de vista científico el mundo se estaba convirtiendo en un lugar más ordenado, si el azar iba en aumento o disminuía con el transcurso del tiempo.

Él me respondió citando la segunda ley de termodinámica, la ley de entropía: Todo sistema, librado a sí mismo, cambiará tendiendo a aproximarse al equilibrio.

El caos residual, la suerte o la desgracia, las cosas que suceden sin motivo alguno continuarán acompañándonos, esa clase de maldad que Milton Steinberg denominó: "el andamio que aún no ha sido retirado del edificio de la creatividad de Dios".

En ese caso, tendremos que aprender a vivir con él, sostenidos y consolados por la convicción de que el terremoto y el accidente, como el asesinato y el robo, no se producen por voluntad de Dios; la convicción de que representan un aspecto de la realidad independiente de Su voluntad, un aspecto que enfurece y entristece a Dios tanto como nos enfurece y entristece a nosotros.


(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO LA GENTE BUENA SUFRE- HAROLD S. KUSHNER)





1 comentario:

  1. DIOS dice que hay que darle gracias por todo, DIOS sabe lo bueno y lo malo y nosotros sus hijos estamos con un propósito en la tierra, un día iba por una calle y un carro me atropelló, me hubiera matado, pero tengo temor de Dios, yo no sabia lo que DIOS iba hacer y era que les predicara a 3 jovenes de 20 a 23 años que iban en el carro, porque ellos iban para la feria de (san sebastian en venezuela), que el SEÑOR reprenda el diablo, me recogierion y me llevaron a la clinica y no tenia ninguna costilla rota, el SEÑOR BENDITO me guardó, DIOS dice YO honro a quién me honra amén.

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