viernes, 20 de noviembre de 2015

VETE Y COME TU PAN CON REGOCIJO




CAPITULO 8.

VETE Y COME TU PAN CON REGOCIJO.
  
Acompañamos a Eclesiastés en sus cinco sendas muy transitadas: todas ellas sin retorno:

1.- El camino del egoísmo.
2.- El de renunciar a los placeres del cuerpo.
3.- El de la sabiduría.
4.- El de evitar todo sentimiento para eludir el dolor.
5.- La entrega a la religión.

El anciano criterioso que escribió el libro empieza hablándonos de sus desilusiones.

Ni la riqueza, ni la sabiduría, ni la piedad le dieron la satisfacción de saber que su vida tenía valor sobre esta tierra ni en el mas allá.

Sin embargo no escribió solo para aventar su frustración ni para convencernos de que la vida carece de sentido, porque a la larga Eclesiastés encuentra una respuesta y nos la hace saber con estas palabras.

Eclesiastés 9:7-10.

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque ésta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. 

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.

Es una extraña respuesta, máxima viniendo de él.
   
Todo es vanidad. Los seres humanos nacen y mueren igual que las flores e insectos.

Todo me lleva a pensar que la vida no tiene sentido.

Pero algo en mi interior me dice que las pruebas sobre la insensatez de la vida son abrumadoras.

La mente me aconseja abandonar la búsqueda de trascendencia por que no existe.

Toda mi experiencia apunta a esa misma dirección.

Algo me dice que pese a todo la vida humana debe tener sentido.

Y ese presentimiento dice Eclesiastés, es lo que me humaniza de un animal.

Si la lógica te indica que la vida es un mero accidente sin sentido, dice Eclesiastés al final de su libro, no renuncies a la vida. Renuncia a la lógica.

Aprende a disfrutar del momento, aunque no dura para siempre, mas aun gózalo porque es solo un momento que no habrá de durar.

La vida no consiste en escribir grandes libros, en amasar fortunas ni reunir un enorme poder, sino en amar y ser amado.

Eclesiastés se paso casi toda la vida buscando la gran solución, la gran respuesta a la gran interrogante.

Cuando lleguemos a esta etapa de la vida en que no podamos lograr tantas cosas pero seamos más capaces de disfrutarlas, habremos obtenido la sabiduría que finalmente hallo Eclesiastés al cabo de tantos sin sabores.

La vida es una sucesión de momentos. Vivir cada uno es alcanzar el éxito.

Se da cuenta en la forma que uno arruina los placeres de la vida al preocuparse tanto por lo que puede suceder mañana.

Ha aprendido que el miedo nos impide ser felices, que la risa es un remedio excelente para librarnos del temor. Y quiere dejarnos sus enseñanzas.

Dios nos ha dado la capacidad de encontrar grandeza en lo cotidiano.
  

El consejo de Eclesiastés de buscar muchas respuestas pequeñas a lo largo de la vida, y no una sola grande, lo lleva a señalarnos otra fuente de realización personal: el trabajo.

La clave de la felicidad es que podamos hallar placer en nuestro trabajo, saber que estamos utilizando nuestra capacidad, no derrochándola y que se reconocen nuestros meritos.

Cuando hayamos aprendido a vivir la vida misma será la recompensa.


(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)


jueves, 19 de noviembre de 2015

¿QUIEN LE TEME AL TEMOR DE DIOS?




CAPITULO 7.

¿QUIEN LE TEME AL TEMOR DE DIOS?


Imagino a Eclesiastés como un hombre que se vuelve viejo, que se va quedando sin tiempo, un hombre demasiado sincero como para negar sus temores, angustiado por la posibilidad de morir sin haber hecho algo trascendente en la vida.

Por cierto tuvo fortuna y placeres, pero eso es transitorio. Las riquezas pueden desaparecer aun en la vida de uno o bien escapársele de las manos en el momento de la muerte.

Los ricos pueden estar solos o enfermos y todos los momentos de placer se esfumaran al instante.

Sabe que en definitiva tendrá que enfrentar solo las tinieblas, que ni la fortuna ni las diversiones lo protegerán.

A esa altura de su existencia, Eclesiastés es un hombre prudente, lo suficientemente instruido como para saber que toda la erudición no alcanza para responder la pregunta que lo obsesiona.

Ansioso por hacer algo que este bien en un sentido perdurable, traspone los límites del saber con la intención de llegar a la lejana orilla a donde no puede conducirlo la razón.

Día a día se vuelve más viejo y frustrado y, tal como le sucede a muchas personas al envejecer, se vuelca en la religión.

A partir de ese momento ya no tendrá dudas: se entregara de lleno a cumplir la voluntad de Dios.

El hombre no vive eternamente. Desde luego ese ha sido el punto de parita de la búsqueda de Eclesiastés, la roca contra la cual se estrellaron todas sus esperanzas.

¿De qué vale ser rico y sabio, si tanto los ricos como los pobres, los sabios como los insensatos, están condenados a morir y ser olvidados?

Pero Dios si es Eterno. Si nos vinculamos al Dios Eterno y dedicamos la vida a su servicio, ¿no resolveríamos así la cuestión?

¿No conseguiríamos engañar a la muerte y evitar esa sensación de futilidad que le quita sentido a toda nuestra lucha? Es así como Eclesiastés se lanza a realizar obras buenas, en la esperanza de que le sirvan para alcanzar la eternidad.

Quizás es demasiado individualista como para aceptar la perspectiva de desaparecer sin haberse consagrado a los valores eternos.

A lo mejor hallo hipocresía y maldad en los templos religiosos, y advirtió que los seres aparentemente más piadosos podían ser despreciables, con lo cual puso en tela de juicio el valor de la piedad.

Habla de haber visto a los inicuos sepultados con honra mientras que los virtuosos fueron olvidados.
  

Eclesiastés 7:16-19.

No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?

No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?

Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.

La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.


En la Biblia no se menciona la palabra “religión”, el concepto es demasiado abstracto.

La frase que más se le acerca en sentido es “el temor de Dios”.

Una parte de nosotros desea seguir siendo siempre niño.

Cuando la vida se vuelve difícil, anhelamos que nos digan. “No te preocupes que yo me encargo de todo.

Lo único que pretendo de ti es tu eterna gratitud y obediencia.

El temor de Dios realmente puede ser el comienzo de la sabiduría y la piedra basal de nuestra vida, tal como la Biblia no deja de repetir.

Pero cuando  hablamos del temor de Dios no queremos decir tenerle miedo a Dios. No se trata de un  temor en el sentido que le asignamos actualmente a la palabra, sino de respeto y veneración.

El miedo es una emoción negativa, opresora, que nos mueve a querer huir de aquello que nos atemoriza, o bien a desear destruirlo.

Al concluir su fase mística. Eclesiastés bien puede haber dicho a Dios. ¿Qué más quieres de mí?

El desafío de una religión autentica no es que seamos perfectos sino maduros, íntegros en todo momento, que logremos la plenitud de nuestra individualidad.

Pero como la religión de su época exigía acatamiento en vez de autenticidad, no podía volverlo un hombre integro.

Podía hacerlo bueno en el sentido de obediente, pero no era solo eso lo que el buscaba.

Le pedía a Dios algo mas, y como no cejo en su propósito, al final lo encontró.

(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)



miércoles, 18 de noviembre de 2015

"PERO EL INSENSATO DEAMBULA EN LAS TINIEBLAS"




CAPITULO 6.

"PERO EL INSENSATO DEAMBULA EN LAS TINIEBLAS"

La facultad de discernir ha sido siempre la mayor gloria del hombre, definida por los filósofos desde la época de Aristóteles como aquello que nos diferencia de los animales.

Solo el hombre puede utilizar su mente para fabricar maquinas, para modificar el ambiente que lo rodea, para escribir libros o sinfonías.

Pero por otra parte sabemos que la razón tiene sus límites.

Eclesiastés que se había vuelto demasiado viejo y cínico para una vida de placer, se volcó a la filosofía en el afán por hallar el sentido de la existencia y llego a entender la vida pero no a vivirla.

Leyó todos los libros, escucho todas las disertaciones y lo que aprendió fue que el sentido de la vida no se encuentra en la filosofía.

La esencia de la sabiduría consiste en conocer los límites de la inteligencia humana,  en tener un sentido de veneración por los oscuros confines de la realidad en donde la razón no puede penetrar.

Sigmund Freud nos hace notar que a lo mejor creemos obrar según criterios lógicos, pero que probablemente hacemos las cosas por motivos que no alcanzamos a comprender.

Eclesiastés se propuso poner a prueba la veracidad del proverbio que había oído toda su vida.

“El sabio tiene ojos en la cabeza pero el insensato deambula en las tinieblas”

Su deseo era confirmar que era la verdad, saber a ciencia cierta que es mejor ser sabio que insensato, instruido que ignorante.

Necesitaba convencerse de que en la erudición encontraría la llave de la vida, que el destino de los incultos era errar eternamente sin rumbo.

Pero llego a la conclusión de que si el sabio tiene ojos para ver, lo que es la escasa utilidad de su sabiduría.

Tal vez haya comprobado que las personas inteligentes suelen cometer insensateces.

Eclesiastés no parece haber perdido nunca la fe en la razón.

Pero parecería que dijera: “Lo he aprendido todo. He llegado hasta donde me puede transportar la razón, pero no me basta. Necesito mas.

Necesito esa clase de verdad que no proporciona la razón, pero soy un hombre racional, lógico y no se donde hallarla.

Cuando los médicos y filósofos me hablan de la vida y la muerte, encuentro un gran sentido en sus palabras.

Pero entonces ¿Por qué sigo teniendo tanto miedo a morir y desaparecer?

La mente humana es grandiosa, quizá la prueba más irrefutable de la mano de Dios en el proceso de la evolución.

La mente humana ha inventado remedios y corazones artificiales para prolongar la vida.

Pero tiene sus límites. Hay interrogantes incluso algunos de los mas fundamentales que es incapaz de responder.

Como dijera Pascal: “El corazón tiene sus razones, que la razón no alcanza a comprender”.


(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)

NO SENTIR PENA NI ALEGRÍA




CAPITULO 5.

NO SENTIR PENA NI ALEGRÍA.

No permitiré que esto me afecte. Experimentare lo peor que pueda pasarme pero lo superare. Aprenderé el arte de la insensibilidad para trascender al dolor.

Cuando hayas aprendido a no desear, habrás dominado el sufrimiento.

Muchas veces cuando algo nos hace sufrir, fingimos no sentir dolor o tomamos algún remedio para paliarlo, sin tratar de desentrañar su causa.

La mejor manera de transitar por una vida llena de incertidumbre y padecimiento era aceptarla y entregarse a ella, en lugar de resistirse, como el luchador oriental que utiliza la fuerza y el peso de su adversario para vencerlo.

No esperes que la vida sea justa para que no se te parta el corazón al ver la injusticia.

Eclesiastés se busco solo el sufrimiento al permitir que lo afectara  la imperfección del mundo.

El talmud afirma prácticamente: ¿Quién es el rico? El que está contento con lo que tiene.

Para medir la riqueza de un hombre, no nos fijemos en cuanto es lo que tiene, sino en cuanto desea y no posee.

El rico que debido a algún apetito psicológico, piensa que necesita más, no es realmente rico.

En la época actual lo que le quita sentido a nuestra vida es el hastío.


(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)

viernes, 13 de noviembre de 2015

CUANDO EL SENTIMIENTO DUELE DEMASIADO



CAPITULO 4.

CUANDO EL SENTIMIENTO DUELE DEMASIADO.

Eclesiastés trato de encontrarlo en la riqueza, el placer y la sabiduría, su mellizo del otro mundo lo buscaría en la pobreza, el dolor y el rechazo de la erudición.

El Eclesiastés de nuestro mundo procuro darle valor a su vida luchando por conseguir dinero y poder, y sufrió la desilusión de quedar aislado de sus semejantes, de verlos como competidores, como obstáculos que le impedían alcanzar el éxito.

Eclesiastés se abandono al alcohol, las mujeres y las diversiones hasta que se dio cuenta de lo hueca que era su existencia.

La diversión puede ser el postre de la vida, pero nunca el plato principal.

Si la búsqueda del placer que emprendió Eclesiastés no lo dejo satisfecho, como un copo de nieve que es tan bello cuando cae a la tierra pero desaparece en el instante en que tratamos de tomarlo con la mano.

“La única vida digna es la del sufrimiento y el sacrificio”.

El único modo de ser feliz es no vivir para uno mismo, sino para los demás.

La Biblia rechazo la idea de que la naturaleza era divina y la belleza era la verdad. Solo la rectitud es la verdad.

Proverbios 31:30.

Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

Debe quedar bien en claro que es imposible sentirse satisfecho si uno esta permanentemente en guerra consigo mismo.


La persona que busca el sufrimiento porque cree merecerlo, porque supone que es pecado disfrutar de la vida, esta tan equivocada como la otra, que solo persigue el placer como único objetico de su existencia. Ambas llegaran a la misma conclusión melancólica que Eclesiastés: ¿Qué he ganada? Todo es vanidad.


(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)

LA SOLEDAD QUE TRAE APAREJADA EL VELAR SOLO POR UNO MISMO




CAPITULO 3.

LA SOLEDAD QUE TRAE APAREJADA EL VELAR SOLO POR UNO MISMO.


De jóvenes ambicionamos el éxito por el éxito mismo.

Queremos medir nuestra propia capacidad.

Eclesiastés al principio se dedico a ganar dinero porque era inteligente y ambicioso, y eso es lo que hace la gente con ambiciones.

Eclesiastés 2.4-8.

Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.
Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.

Da la impresión de haber logrado todo lo que puede anhelar un hombre.

Es sumamente rico e inteligente.

Si el objetivo de nuestra vida es ganar, por fuerza tendremos que ver a los demás como competidores, como una amenaza contra nuestra felicidad.

Para que nosotros ganemos ellos tienen que perder.

El fracaso del prójimo se vuelve entonces un ingrediente indispensable para nuestro triunfo.

La persona que se empeña en triunfar comprueba que debe oponerse siempre a los demás.

Si el asciende los otros deben caer y esta actitud tiene sus consecuencias.

Vemos en la Biblia que el pecado de idolatría no es solo reverenciar estatuas.

También lo es considera el trabajo de tus manos como si fuera  divino, el adorarte a ti mismo como fuente del valor y la creatividad.

Un comentarista nos explica, cuando el segundo mandamiento nos dice: “No te harás un ídolo” , eso no significa; “No harás un ídolo para ti” sino mas bien: “ No harás de ti mismo un ídolo”. No te conviertas en objeto de adoración creyendo que tienes poder para dominar el mundo y a las personas que lo habitan.

Un ser humano aislado, no es un ser humano. No Podemos ser verdaderamente humanos en soledad.

Las virtudes que nos humanizan solo surgen de la forma en que nos relacionamos con nuestros semejantes.

La biblia nos muestra dos rostros del Todopoderoso.

A veces nos presenta al Dios autoritario, el Dios del poder, que destruye Sodoma, que envía plagas sobre Egipto, que parte las aguas del mar rojo.

En otras ocasiones es un Dios tierno de amor, que visita a los enfermos y lleva una voz de aliento a los sometidos.

A veces percibimos más el poder de Dios que su amor.

Jeremías 2:2.

Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.

Jeremías 2:31.


!!Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)

EL LIBRO MÁS PELIGROSO DE LA BIBLIA




CAPITULO 2.

EL LIBRO MÁS PELIGROSO DE LA BIBLIA.

La búsqueda de una vida plena es uno de los temas religiosos mas antiguos.

Desde la primeras épocas, la religión ha procurado relacionar al hombre con Dios y su prójimo, para que pueda compartir con otros sus momentos de regocijo y de dolor.

En el judaísmo, el cristianismo y algunos de los credos orientales suele hacerse referencia a la religión como El Camino, la senda que conduce a vivir en armonía con el Universo.

Se nos habla de la existencia de Dios que rige el universo y nos revela su voluntad.

Se nos promete felicidad si cumplimos sus designios y una gran desdicha si nos apartamos de su senda.

La Biblia parece escrita para creyentes que ya oyen la voz de Dios, y no para el atribulado hombre moderno, para el escéptico, el dubitativo, el confundido.

Las personas que tienen fe siempre aconsejan: “Lee la Biblia porque allí encontraras todas las respuestas”

No obstante, uno de sus libros difiere de todos los demás por su carácter insólito tanto que, si fuera más difundido, podría llegar a ser el más peligroso de la Biblia. Se trata de Eclesiastés.

Es obra de un hombre enojado, cínico y escéptico, que tiene dudas acerca de Dios y cuestiona el imperativo de hacer el bien.

Eclesiastés 1:4.

Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.


Eclesiastés 7:15-16.

Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.

No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?


¿Hay alguien más en la Biblia que hable así?

Virtualmente todas las páginas de la biblia insisten en la importancia de nuestros actos, por pequeños que estas sean.

¿Qué es este libro que tanto perturbo a los sabios de antaño y sorprende al lector moderno?

Es una obra difícil de leer y comprender.

La tradición judía sostiene que salomón es autor de tres libros bíblicos.

Cuando era joven y estaba enamorado, escribió los poemas de amor del Cantar de los Cantares. Cuando maduro y se dedico a ganarse la vida, volcó la sabiduría práctica en el libro de los Proverbios. Al envejecer expreso en sus escritos el cinismo que encontramos en el Eclesiastés.

El hombre que conocemos como Eclesiastés era un individuo sensato, de mediana edad o mayor aun que enfrentaba el miedo a envejecer y morir sin haber hallado el sentido de su vida. Da la impresión de buscar con desesperación algo que le dé un valor perpetuo a su existencia.

Pero él no era un adolescente sino un hombre maduro, triste y amargado.

Se trata de un libro escrito por un hombre muy asustado.

Y no sabe qué hacer con ese temor a morir sin dejar huellas.

En su libro nos cuenta la historia de su vida.

Nos habla de sus logros y sus frustraciones,  de todas las formas en que intentó tener éxito y dar trascendencia a su vida, de por qué la pregunta ¿Qué significa a la larga todo esto?


Eclesiastés 2:4-9

Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;

me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.

Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.

Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.

Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría.

  
Pero la vida no le enseño que la riqueza no es la respuesta. Sabe que puede perder su dinero tan fácilmente como lo adquirió. O que puede morir y lo heredara alguien que no trabajo para reunirlo.


Eclesiastés 6:1-3.

Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres:

El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.

Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él.

  
Al igual que muchos jóvenes ricos, Eclesiastés se dedico al placer, a la bebida, a probar todos los entretenimientos que pueden comprarse con dinero.

Eclesiastés 2:1, 10, 12.

Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.

Al fin y al cabo, para los jóvenes el tiempo es eterno: les quedan tantos años por delante que pueden darse el lujo de malgastar algunos.

Pero a medida que va envejeciendo y el tiempo adquiere más valor para él.

La edad, que en un momento fue para el una ventaja sobre la gente mayor se ha vuelto su enemiga.

Eclesiastés se da cuenta de que se le está acabando el tiempo, y así lo refleja en estas líneas memorables.

Eclesiastés 3.1-4.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;

Cuanto más valioso tu tiempo, mas ocupado estas.

Lo más frustrante es saber que la muerte puede presentarse demasiado pronto, y borrar todo lo que uno trato de conseguir en la vida.

Eclesiastés 2:14.

El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.


La mente humana es muy frágil. Y no solo la muerte, sino también la vejez, la senilidad, pueden hacer desaparecer los conocimientos adquiridos.

Eclesiastés se vuelve religioso encuentra tiempo para todas las actividades del alma que nunca pudo emprender por estar demasiado ocupado.

¿Acaso Dios ha plantado en nosotros un hambre imposible de saciar, una sed de sentido y trascendencia?


 (RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)



jueves, 12 de noviembre de 2015

¿QUE ERA LO QUE TENIA QUE HACER YO CON MI VIDA?




 CAPITULO 1.

¿QUE ERA LO QUE TENIA QUE HACER YO CON MI VIDA? 

Si a cualquier persona se le pregunta que es más importante para ella, ganar dinero o dedicarse a su familia, casi todos responderán familia sin vacilación.

Pero si observamos como esa misma persona invierte su tiempo y sus energías, comprobaremos que no vive de acuerdo a sus ideales.


Preguntémosle  a cualquiera que pretende de la vida y probablemente nos responderá: “Lo único que quiero es ser feliz”.


Creo que la mayoría de la gente aspira a ser feliz, que todos se empeñan al máximo para serlo.

¿Por qué es tan ilusoria esa sensación de felicidad tanto para las personas que encuentran lo que quieren en la vida como para las que no la hayan?

¿Por qué algunas personas, que tienen tantos motivos para ser felices, sienten íntimamente que algo les falta?

¿Querer ser feliz es pedirle demasiado a la vida?

¿No será que la felicidad, como la juventud eterna o el movimiento perpetuo, es un fin inalcanzable por más que nos esforcemos en alcanzarlo?


¿O acaso es posible que el hombre sea feliz pero lo que sucede es que ha equivocado el camino?
  
Oscar Wilde cierta vez escribió que “En este mundo sólo existen dos tragedias: una, es no obtener lo que deseamos; y la otra, es obtenerlo”.

Lo que el trataba de advertirnos es que, por mucho que nos afanemos por hacer las cosas bien, el éxito no nos dejara satisfechos.

  
El dinero y el poder no satisfacen esa hambre indefinible del alma.

Hasta los ricos y poderosos anhelan algo más.

A pesar de todos los atavíos exteriores del éxito, se sienten huecos por dentro.

Nuestras almas están sedientas de sentido.

Lo que nos frustra y nos impide ser felices es que nuestras vidas carezcan de sentido.

Por ricos que seamos en bienes materiales, lo que anhelamos es un sentido de trascendencia.

Por más que tengamos todos los bienes deseados, podemos sentirnos vacíos.

Uno no adquiere la felicidad por el solo hecho de perseguirla.

Se es feliz cuando se lleva una vida plena de sentido.

La felicidad es como una mariposa, cuanto más la perseguimos, mas vuela y se esconde. Pero si no le damos caza, si dejamos la red y nos ocupamos de actividades más productivas, se nos acercara por detrás y se posara en nuestro hombro.

“Para alcanzar las metas que premia la sociedad debemos renunciar a una parte de nuestra personalidad”

La necesidad de trascendencia no es de carácter biológico como lo es la necesidad de aire o alimento. Tampoco es psicológica como la necesidad de ser aceptado y sentir autoestima. Se trata de una carencia religiosa, una sed fundamental que padece el alma. Por eso es que debemos acudir a la religión para saciarla.

 (RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)


CUANDO NADA TE BASTA DE HAROLD S. KUSHNER




LIBRO BASADO EN ECLESIASTES.

ESCRITO POR EL REY SALOMÓN.


 CAPITULO 1.
¿QUE ERA LO QUE TENIA QUE HACER YO CON MI VIDA?

CAPITULO 2.
EL LIBRO MAS PELIGROSO DE LA BIBLIA.

CAPITULO 3.
LA SOLEDAD QUE TRAE APAREJADA EL VELAR SOLO POR UNO MISMO.

CAPITULO 4.
CUANDO EL SENTIMIENTO DUELE DEMASIADO.

CAPITULO 5.
NO SENTIR PENA NI ALEGRÍA.

CAPITULO 6.
"PERO EL INSENSATO DEAMBULA EN LAS TINIEBLAS"

CAPITULO 7.
¿QUIEN LE TEME AL TEMOR DE DIOS.?

CAPITULO 8.
VETE Y COME TU PAN CON REGOCIJO.

CAPITULO 9.
POR QUE NO LE TENGO MIEDO A LA MUERTE.

 CAPITULO 10.
UNA PREGUNTA SIN RESPUESTA.