viernes, 20 de noviembre de 2015

VETE Y COME TU PAN CON REGOCIJO




CAPITULO 8.

VETE Y COME TU PAN CON REGOCIJO.
  
Acompañamos a Eclesiastés en sus cinco sendas muy transitadas: todas ellas sin retorno:

1.- El camino del egoísmo.
2.- El de renunciar a los placeres del cuerpo.
3.- El de la sabiduría.
4.- El de evitar todo sentimiento para eludir el dolor.
5.- La entrega a la religión.

El anciano criterioso que escribió el libro empieza hablándonos de sus desilusiones.

Ni la riqueza, ni la sabiduría, ni la piedad le dieron la satisfacción de saber que su vida tenía valor sobre esta tierra ni en el mas allá.

Sin embargo no escribió solo para aventar su frustración ni para convencernos de que la vida carece de sentido, porque a la larga Eclesiastés encuentra una respuesta y nos la hace saber con estas palabras.

Eclesiastés 9:7-10.

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque ésta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. 

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.

Es una extraña respuesta, máxima viniendo de él.
   
Todo es vanidad. Los seres humanos nacen y mueren igual que las flores e insectos.

Todo me lleva a pensar que la vida no tiene sentido.

Pero algo en mi interior me dice que las pruebas sobre la insensatez de la vida son abrumadoras.

La mente me aconseja abandonar la búsqueda de trascendencia por que no existe.

Toda mi experiencia apunta a esa misma dirección.

Algo me dice que pese a todo la vida humana debe tener sentido.

Y ese presentimiento dice Eclesiastés, es lo que me humaniza de un animal.

Si la lógica te indica que la vida es un mero accidente sin sentido, dice Eclesiastés al final de su libro, no renuncies a la vida. Renuncia a la lógica.

Aprende a disfrutar del momento, aunque no dura para siempre, mas aun gózalo porque es solo un momento que no habrá de durar.

La vida no consiste en escribir grandes libros, en amasar fortunas ni reunir un enorme poder, sino en amar y ser amado.

Eclesiastés se paso casi toda la vida buscando la gran solución, la gran respuesta a la gran interrogante.

Cuando lleguemos a esta etapa de la vida en que no podamos lograr tantas cosas pero seamos más capaces de disfrutarlas, habremos obtenido la sabiduría que finalmente hallo Eclesiastés al cabo de tantos sin sabores.

La vida es una sucesión de momentos. Vivir cada uno es alcanzar el éxito.

Se da cuenta en la forma que uno arruina los placeres de la vida al preocuparse tanto por lo que puede suceder mañana.

Ha aprendido que el miedo nos impide ser felices, que la risa es un remedio excelente para librarnos del temor. Y quiere dejarnos sus enseñanzas.

Dios nos ha dado la capacidad de encontrar grandeza en lo cotidiano.
  

El consejo de Eclesiastés de buscar muchas respuestas pequeñas a lo largo de la vida, y no una sola grande, lo lleva a señalarnos otra fuente de realización personal: el trabajo.

La clave de la felicidad es que podamos hallar placer en nuestro trabajo, saber que estamos utilizando nuestra capacidad, no derrochándola y que se reconocen nuestros meritos.

Cuando hayamos aprendido a vivir la vida misma será la recompensa.


(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)


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