CAPITULO 3.
LA SOLEDAD QUE TRAE APAREJADA EL VELAR
SOLO POR UNO MISMO.
De jóvenes ambicionamos el éxito por el
éxito mismo.
Queremos medir nuestra propia capacidad.
Eclesiastés al principio se dedico a ganar
dinero porque era inteligente y ambicioso, y eso es lo que hace la gente con
ambiciones.
Eclesiastés 2.4-8.
Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté
para mí viñas;
me hice huertos y jardines, y planté en ellos
árboles de todo fruto.
Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el
bosque donde crecían los árboles.
Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en
casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que
fueron antes de mí en Jerusalén.
Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados
de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de
los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.
Da la impresión de haber logrado todo lo
que puede anhelar un hombre.
Es sumamente rico e inteligente.
Si el objetivo de nuestra vida es ganar,
por fuerza tendremos que ver a los demás como competidores, como una amenaza
contra nuestra felicidad.
Para que nosotros ganemos ellos tienen que
perder.
El fracaso del prójimo se vuelve entonces
un ingrediente indispensable para nuestro triunfo.
La persona que se empeña en triunfar
comprueba que debe oponerse siempre a los demás.
Si el asciende los otros deben caer y esta
actitud tiene sus consecuencias.
Vemos en la Biblia que el pecado de
idolatría no es solo reverenciar estatuas.
También lo es considera el trabajo de tus
manos como si fuera divino, el adorarte
a ti mismo como fuente del valor y la creatividad.
Un comentarista nos explica, cuando el
segundo mandamiento nos dice: “No te harás un ídolo” , eso no significa; “No
harás un ídolo para ti” sino mas bien: “ No harás de ti mismo un ídolo”. No te
conviertas en objeto de adoración creyendo que tienes poder para dominar el
mundo y a las personas que lo habitan.
Un ser humano aislado, no es un ser humano.
No Podemos ser verdaderamente humanos en soledad.
Las virtudes que nos humanizan solo surgen
de la forma en que nos relacionamos con nuestros semejantes.
La biblia nos muestra dos rostros del Todopoderoso.
A veces nos presenta al Dios autoritario, el
Dios del poder, que destruye Sodoma, que envía plagas sobre Egipto, que parte las
aguas del mar rojo.
En otras ocasiones es un Dios tierno de amor,
que visita a los enfermos y lleva una voz de aliento a los sometidos.
A veces percibimos más el poder de Dios que
su amor.
Jeremías 2:2.
Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así
dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de
tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no
sembrada.
Jeremías 2:31.
!!Oh generación! atended vosotros a la palabra de
Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha
dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?
(RESUMEN DEL LIBRO CUANDO NADA TE BASTA- HAROLD S. KUSHNER)
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