CAPITULO 5: DIOS NOS DA
LA LIBERTAD PARA SER HUMANOS.
Una de las cosas más importantes que nos puede enseñar una
religión es el significado de ser humanos.
La visión del Hombre que aparece en la Bib1ia es tan fundamental
para su perspectiva global, como lo es su visión de Dios.
Dos pasajes, al principio mismo de la Biblia, nos enseñan a
ser humanos y nos dicen la forma en que nosotros, en nuestro calidad de seres
humanos, nos relacionamos con Dios y con el mundo que nos rodea.
El primero está en el capítulo inicial del Libro del Génesis,
donde se afirma que los seres humanos fuimos hechos a imagen y semejanza de
Dios.
En el punto culminante del proceso de la Creación, se afirma
que Dios dijo: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza". ¿Por qué en
plural? ¿Quiénes son “nosotros”, la “nuestra” de la que habla Dios?
Mi sugerencia para comprender esta oración es considerar que
está conectada con la oración que la precede, en la cual Dios crea a los
animales.
En una descripción de la Creación que es asombrosamente
similar al proceso evolutivo tal como lo han desentrañado los científicos, Dios
crea primero un mundo cubierto por las aguas.
Después hace surgir la tierra seca, llena Su mundo con
plantas, peces, pájaros y reptiles, y finalmente con mamíferos.
Una vez creados los animales y las bestias, Él les dice a
ellos: "Vamos a tomar los recaudos para que aparezca una nueva especie de criatura,
un ser humano, a nuestra imagen y semejanza: la de ustedes y la Mía.
Modelemos una criatura que será como ustedes, un animal, en
ciertos aspectos: necesitará comer, dormir, aparearse; y como Yo en otros,
porque estará por encima del nivel animal.
Ustedes, los animales, aportarán sus dimensiones físicas, y
Yo le soplaré un alma". Y así, como coronación de la Creación, se crearon los
seres humanos, en partes animales y en parte divinos.
¿Pero cuál es la parte nuestra que nos eleva por encima del
nivel animal, la parte que compartimos con Dios como ninguna otra criatura
viviente? Para encontrar la respuesta a esa pregunta debemos recurrir al
segundo pasaje bíblico, una de las historias peor interpretadas de toda la
Biblia, la historia de lo que sucedió en el jardín del Edén.
Después de crear a Adán y Eva, leemos, Dios los colocó en el
jardín y les dijo que podían comer los frutos de todos los árboles, inclusive
del Árbol de la Vida. Sólo les estaba prohibido el Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal.
Dios les advirtió que
el día que comieran los frutos de ese árbol, morirían. Debido en parte a la
insistencia de la serpiente, Adán y Eva comieron el fruto prohibido.
Dios les
recriminó su desobediencia y los castigó del siguiente modo:
Debían marcharse del jardín y ya no podrían comer el Fruto
del Árbol de la Vida. No morirán ese día, pero procrearán hijos y morirán, en
lugar de vivir eternamente.
Eva dará a luz y criará a sus hijos con dolor.
("Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos
con el dolor de tu vientre." Adán tendrá que trabajar para cultivar los
alimentos en lugar de encontrarlos en los árboles. ("Ganarás el pan con el
sudor de tu frente."
Existirá tensión sexual entre el hombre y la mujer. "Sentirás
atracción por tu marido, y él te dominará."
La primera vez que ustedes leyeron la historia, o cuando se
la enseñaron por primera vez en la Escuela Dominical, es probable que la
comprendieran como una simple desobediencia de Adán y Eva a una orden de Dios y
el castigo que recibieron por ella.
Ese es un nivel de respuesta adecuado para
un niño y contiene, por cierto, un mensaje familiar.
Pero jugaste en el barro, así que te vas a quedar sin
postre.") Quizá, según cuál sea la enseñanza religiosa que les
impartieron, les dijeron también que todos los seres humanos, los descendientes
de Adán y Eva, estaban predestinados a morir en el pecado debido
a esa desobediencia original.
En ese momento, inclusive, es posible que les
haya parecido injusto que Dios castigara con tanta severidad a Adán y Eva y a
sus descendientes por un pequeño error cometido por dos personas sin experiencia,
especialmente porque no se podía esperar que ellos conocieran el bien y el mal
antes de comer el fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Yo creo que la historia se refiere a algo más que aun simple
caso de desobediencia y su castigo.
Es probable que mi interpretación sea muy diferente
de las que les transmitieron a ustedes, pero creo que tiene sentido y encaja en
el contextobíblico. En mi opinión, la historia se refiere a las diferencias
entre los seres humanos y los animales.
Y la clave para comprenderla es el hecho de que e! árbol
"prohibido" recibe el nombre de Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal. Los seres humanos viven en un mundo en e! que existe el bien y e! mal. Eso
hace que nuestra vida sea dolorosa y complicada.
A los animales no les sucede lo mismo; su vida es mucho más
simple, sin los problemas y decisi0nes morales que debemos enfrentar los seres
humanos. Las categorías de "bien" y de "mal" no existen
para los animales. Pueden ser' útiles o sucios, obedientes o desobedientes,
pero no pueden ser buenos o malos.
Expresiones tales como "perrito bueno" o "perrito
malo" no se refieren al valor moral de lo que el perro hace, sino
solamente a lo que es adecuado o inadecuado para nosotros, los seres humanos,
de la misma forma en que diríamos que e! clima es "bueno" o
"malo".
Al igual que nuestros
antepasados, que eran casi humanos sin llegar a serio por completo, los
animales comen el fruto del Árbol de la Vida; comen y beben, corren y se aparean.
Pero el Árbol del Conocimiento del Bien y de! Mal está fuera
de su alcance. Para usar un término que las generaciones anteriores a la
nuestra no podrían haber comprendido, puede decirse que los animales están
"programados".
Su instinto inherente les dice cuándo deben comer, dormir,
etcétera. Siguen su instinto y, por lo tanto, las decisiones difíciles que deben
tomar son muy pocas.
En cambio, los seres humanos son únicos en el mundo de las
criaturas vivientes. La "imagen y semejanza de Dios" que existe en
nosotros nos permite decir No al instinto por razones morales.
Podemos optar por no comer aunque tengamos hambre. Podemos
abstenernos sexualmente inclusive cuando estamos excitados, no por temor a un castigo
sino porque comprendemos los términos "bien" y "mal" como
no puede comprenderlos ningún otro animal.
Toda la historia de los seres humanos habla de una elevación
por encima de nuestra naturaleza animal, de cómo aprendemos a controlar
nuestros instintos.
Volvamos a los "castigos" que Dios impone a Adán y
Eva. (Pongo la palabra “castigos” entre comillas porque no estoy seguro de que
realmente lo sean.
Son las consecuencias dolorosas de ser humanos en lugar de
meros animales.) Cada uno de ellos constituye un modo en el cual la vida de los
seres humanos es más dolorosa y problemática que la de los animales.
El sexo y la reproducción son naturales y no presentan problemas
para los animales, para ninguno, excepto para el Hombre.
El sexo es simple y directo para los animales pero doloroso
para nosotros (a menos que estemos dispuestos a comportarnos como animales)
porque hemos ingresado en el mundo del bien y del mal.
Al mismo tiempo, precisamente porque vivimos en ese mundo,
una relación sexual puede significar para nosotros infinitamente más que para un
animal o para una persona que considera que el sexo es sólo un instinto que se
debe satisfacer.
Puede significar ternura, afecto, un compromiso responsable.
Los animales se pueden aparear y reproducir, pero sólo los seres humanos
conocen el amor, con todo el dolor que ese amor implica algunas veces.
Para los animales, dar a luz una cría y supervisar su crecimiento
es un proceso puramente instintivo.
El dolor físico y el dolor psicológico son mucho menores para
ellos que para el padre humano.
Debemos tomar decisiones difíciles.
De igual modo, la gente debe trabajar con ahínco por sus alimentos,
ya sea cultivándolos o realizando algún servicio para ganar dinero y así poder
comprarlos.
Saber que nuestro tiempo es limitado da valor a las cosas que
hacemos.
Eso es lo que significa ser humano" a imagen y semejanza
de Dios". Significa tener libertad para elegir en lugar de hacer lo que
nos dicta nuestro instinto.
Significa saber que algunas elecciones son buenas y
otras malas y que tenemos la obligación de conocer la diferencia. "Yo he puesto
delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la
vida." (Deuteronomio 30:19)
Eso no pudo haber sido dicho a ninguna otra
criatura viviente a excepción del Hombre, porque ninguna otra criatura tiene
libertad para elegir.
Pero si el Hombre tiene realmente libertad para elegir, si
puede ser virtuoso eligiendo libremente el bien cuando podría elegir el mal,
entonces también tiene libertad para elegir el mal. Si sólo fuera libre para
hacer el bien, en realidad no estaría eligiendo.
Si estamos predestinados a hacer el bien, entonces no tenemos
libertad para elegirlo. hecho de ser humanos nos da libertad para herirnos unos
a otros, y Dios no puede impedirlo sin quitarnos la libertad que nos hace
humanos.
Los seres humanos podemos engañar a nuestros congéneres, herirlos, y
Dios sólo puede contemplarnos con pena y compasión por lo poco que hemos
aprendido con el correr de los siglos acerca del modo en que deben comportarse
los seres humanos.
Esta línea de pensamiento me ayuda a comprender la
monstruosa erupción de maldad que conocemos como el Holocausto, la muerte de
millones de personas a manos de Adolfo Hitler.
Cuando la gente me pregunta:
-¿Dónde estaba Dios en Auschwitz? ¿Cómo pudo permitir que los
nazis asesinaran a tantos hombres, mujeres y niños inocentes?
Les respondo que Dios no fue quien lo causó.
Fueron los seres humanos que eligieron ser crueles con sus
congéneres. En palabras de una teóloga cristiana alemana, Dorothee Soelle,
cuando se refería a los intentos de justificar el Holocausto como la voluntad
de Dios: "¿Quién desea un Dios como ése? ¿Quién gana algo al venerarlo?
¿Estaba Dios del lado de las víctimas o del verdugo?"
Tratar de explicar el Holocausto, o cualquier otro
sufrimiento, como la voluntad de Dios, es tomar partido por el verdugo en lugar
de por su víctima, y afirmar que Dios hace lo mismo.
Si considero que fue la voluntad de Dios, me resulta
imposible encontrarle sentido al Holocausto.
Aun si pudiera aceptar la muerte de un individuo
inocente de vez en cuando sin tener que repensar todas mis convicciones, el
Holocausto implica demasiadas muertes, demasiadas evidencias contra la opinión
de que "Dios está a cargo y Él tiene Sus razones".
Debo creer que el Holocausto fue, por lo menos, una ofensa tan grande para el
orden moral de Dios como lo es para el mío, de lo contrario, ¿cómo podría
respetar a Dios como fuente de guía moral?
¿Por qué murieron seis millones de judíos y varios millones
de víctimas inocentes en los campos de concentración de Hitler? ¿Quién fue el
responsable? y así volvemos a la idea de la libertad humana para elegir.
El
hombre, descubrimos, es esa criatura única cuyo comportamiento no está
"programado". Tiene libertad para elegir ser bueno, lo cual implica
que debe ser libre para elegir ser malo.
Algunas buenas personas son buenas a
una escala relativamente modesta. Son caritativas, visitan a los enfermos,
ayudan a un vecino a cambiar un neumático pinchado. Otras, son buenas a una
escala mayor.
Trabajan con diligencia para descubrir la cura de una enfermedad
o luchan por los derechos de los pobres e indefensos. Algunas malas personas
eligen el mal, pero tienen la capacidad para ser malvadas a una escala pequeña.
Mienten, engañan, toman cosas que no les pertenecen. y otras tienen la
capacidad de herir a millones, así como sus contrapartes bondadosas tienen la
capacidad para ayudar a millones.
Seguramente Hitler fue uno de esos raros genios malignos que,
una vez que eligió ser destructivo, tuvo la capacidad de ser más destructivo
que virtualmente cualquier otra persona de la historia.
¿Podemos afirmar que alguien como Hitler eligió ser destructivo?
¿O tendríamos que estudiar a sus padres, su entorno hogareño, sus maestros, sus
primeras experiencias en la vida y las circunstancias históricas que hicieron
que se convirtiera en esa clase de persona?
Es probable que no exista una respuesta clara para esa
pregunta. Los sociólogos han debatido el tema muchos anos, y continuarán haciéndolo.
Sólo puedo decir que la piedra angular de mi convicción
religiosa es la certeza de que los seres humanos tienen libertad para elegir la
dirección que tomará su vida. Por supuesto, algunos niños nacen con una
capacidad física o mental que limitará su libertad de elección.
No todos pueden elegir ser cantantes de ópera, cirujanos o
atletas profesionales. También es cierto que algunos padres maltratan a sus
hijos, que situaciones accidentales -guerras, enfermedades traumatizan a los niños
y les impiden hacer algo para lo cual hubiesen estado calificados, y que
algunas personas son tan adictas a los hábitos que resulta difícil
considerarlas libres.
Pero insistiré en que cada adulto, aun cuando su niñez haya
sido desafortunada o sea adicto a algún hábito, tiene libertad para elegir cómo
será su vida. Si no somos libres, si estamos determinados por las
circunstancias y las experiencias, entonces no somos diferentes al animal que
está dominado por sus instintos.
Decir de Hitler, decir de cualquier criminal, que no eligió
ser malo sino que es víctima de su educación, imposibilita toda moralidad, toda
discusión acerca del bien y del mal. Deja sin respuesta la pregunta de por qué
otras personas que pasaron por circunstancias similares no se convirtieron en
otros tantos Hitler.
Pero peor aún, decir
"no tiene la culpa, no tuvo libertad para elegir" es robarle a una
persona su humanidad, y reducirla al nivel de un animal que tampoco tiene
libertad para elegir entre el bien y el mal.)
El Holocausto sucedió porque Hitler era un genio demente y
maligno que eligió hacer daño a escala masiva. Pero no lo hizo solo. Hitler era
sólo un hombre, e inclusive su capacidad para hacer el mal era limitada.
El Holocausto se produjo porque miles de personas que no eran
Hitler se convencieron de unirse a él en su locura, y millones de personas
permitieron que se las obligara a colaborar mediante el temor y la vergüenza.
Se produjo porque gente enojada y frustrada estuvo dispuesta
a descargar su ira y su frustración sobre víctimas inocentes apenas la
alentaron a hacerla.
Se produjo porque Hitler logró persuadir a los abogados de
que olvidaran su compromiso con la justicia ya los médicos de que violaran su
juramento. Y se produjo porque los gobiernos democráticos no estuvieron
dispuestos a convocar a su pueblo para enfrentar a Hitler mientras sus intereses
no se vieron afectados.
¿Dónde estaba Dios mientras sucedía todo eso? ¿Por qué no
intervino para detenerlo? ¿Por qué no hizo que cayera muerto en 1939 salvando
así millones de vidas y evitando grandes sufrimientos? ¿Por qué no envió un
terremoto para que demoliera las cámaras de gas? ¿Dónde estaba Dios?
Tengo que creer, al
igual que Dorothee Soelle, que estaba con las víctimas, y no con los asesinos,
pero que Él no controlaba la elección del hombre entre el bien y el mal.
Tengo
que creer que las lágrimas y oraciones de las víctimas despertaron la compasión
de Dios, pero que habiendo dado al Hombre la libertad de elegir, incluyendo la
libertad de elegir lastimar a su vecino, no había nada que Dios pudiera hacer
para impedido.
El Cristianismo introdujo en el mundo la idea de un Dios que
sufre, junto con la imagen de un Dios que crea y dirige. El judaísmo pos
bíblico se refirió ocasionalmente a un Dios que sufre, un Dios que se queda sin
hogar y va al exilio junto con Su pueblo exiliado, un Dios que llora cuando ve
lo que algunos de Sus hijos les hacen a otros. No sé lo que significa el
sufrimiento para Dios.
No creo que Dios sea una persona como yo, con ojos verdaderos
y lagrimales verdaderos para llorar y terminaciones nerviosas verdaderas para
sentir dolor.
Pero me agradaría pensar que la angustia que siento cuando
leo acerca del sufrimiento de personas inocentes refleja la angustia de Dios y
la compasión de Dios, aun cuando su forma de sentir el dolor sea diferente de
la nuestra.
Me agradaría pensar que Él es la fuente que me permite sentir
compasión e indignación, y que Él y yo estamos del mismo lado cuando tomamos
partido por la víctima contra aquellos que desean herida. Creo que es correcto
que la última palabra en este tema provenga de un sobreviviente de Auschwitz:
RESUMEN DEL LIBRO CUANDO LA GENTE
BUENA SUFRE (HAROLD S. KUSHNER)
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