viernes, 22 de enero de 2016

DIOS NOS DA LA LIBERTAD PARA SER HUMANOS




CAPITULO 5: DIOS NOS DA LA LIBERTAD PARA SER HUMANOS.

Una de las cosas más importantes que nos puede enseñar una religión es el significado de ser humanos.
La visión del Hombre que aparece en la Bib1ia es tan fundamental para su perspectiva global, como lo es su visión de Dios.

Dos pasajes, al principio mismo de la Biblia, nos enseñan a ser humanos y nos dicen la forma en que nosotros, en nuestro calidad de seres humanos, nos relacionamos con Dios y con el mundo que nos rodea.

El primero está en el capítulo inicial del Libro del Génesis, donde se afirma que los seres humanos fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios.

En el punto culminante del proceso de la Creación, se afirma que Dios dijo: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza". ¿Por qué en plural? ¿Quiénes son “nosotros”, la “nuestra” de la que habla Dios?

Mi sugerencia para comprender esta oración es considerar que está conectada con la oración que la precede, en la cual Dios crea a los animales.

En una descripción de la Creación que es asombrosamente similar al proceso evolutivo tal como lo han desentrañado los científicos, Dios crea primero un mundo cubierto por las aguas.

Después hace surgir la tierra seca, llena Su mundo con plantas, peces, pájaros y reptiles, y finalmente con mamíferos.

Una vez creados los animales y las bestias, Él les dice a ellos: "Vamos a tomar los recaudos para que aparezca una nueva especie de criatura, un ser humano, a nuestra imagen y semejanza: la de ustedes y la Mía.

Modelemos una criatura que será como ustedes, un animal, en ciertos aspectos: necesitará comer, dormir, aparearse; y como Yo en otros, porque estará por encima del nivel animal.

Ustedes, los animales, aportarán sus dimensiones físicas, y Yo le soplaré un alma". Y así, como coronación de la Creación, se crearon los seres humanos, en partes animales y en parte divinos.

¿Pero cuál es la parte nuestra que nos eleva por encima del nivel animal, la parte que compartimos con Dios como ninguna otra criatura viviente? Para encontrar la respuesta a esa pregunta debemos recurrir al segundo pasaje bíblico, una de las historias peor interpretadas de toda la Biblia, la historia de lo que sucedió en el jardín del Edén.

Después de crear a Adán y Eva, leemos, Dios los colocó en el jardín y les dijo que podían comer los frutos de todos los árboles, inclusive del Árbol de la Vida. Sólo les estaba prohibido el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.

Dios les advirtió que el día que comieran los frutos de ese árbol, morirían. Debido en parte a la insistencia de la serpiente, Adán y Eva comieron el fruto prohibido.

Dios les recriminó su desobediencia y los castigó del siguiente modo:

Debían marcharse del jardín y ya no podrían comer el Fruto del Árbol de la Vida. No morirán ese día, pero procrearán hijos y morirán, en lugar de vivir eternamente.

Eva dará a luz y criará a sus hijos con dolor. ("Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con el dolor de tu vientre." Adán tendrá que trabajar para cultivar los alimentos en lugar de encontrarlos en los árboles. ("Ganarás el pan con el sudor de tu frente."

Existirá tensión sexual entre el hombre y la mujer. "Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará."

La primera vez que ustedes leyeron la historia, o cuando se la enseñaron por primera vez en la Escuela Dominical, es probable que la comprendieran como una simple desobediencia de Adán y Eva a una orden de Dios y el castigo que recibieron por ella. 

Ese es un nivel de respuesta adecuado para un niño y contiene, por cierto, un mensaje familiar.

Pero jugaste en el barro, así que te vas a quedar sin postre.") Quizá, según cuál sea la enseñanza religiosa que les impartieron, les dijeron también que todos los seres humanos, los descendientes de Adán y Eva, estaban predestinados a morir en el pecado debido a esa desobediencia original. 

En ese momento, inclusive, es posible que les haya parecido injusto que Dios castigara con tanta severidad a Adán y Eva y a sus descendientes por un pequeño error cometido por dos personas sin experiencia, especialmente porque no se podía esperar que ellos conocieran el bien y el mal antes de comer el fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.

Yo creo que la historia se refiere a algo más que aun simple caso de desobediencia y su castigo.

Es probable que mi interpretación sea muy diferente de las que les transmitieron a ustedes, pero creo que tiene sentido y encaja en el contextobíblico. En mi opinión, la historia se refiere a las diferencias entre los seres humanos y los animales.

Y la clave para comprenderla es el hecho de que e! árbol "prohibido" recibe el nombre de Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Los seres humanos viven en un mundo en e! que existe el bien y e! mal. Eso hace que nuestra vida sea dolorosa y complicada.

A los animales no les sucede lo mismo; su vida es mucho más simple, sin los problemas y decisi0nes morales que debemos enfrentar los seres humanos. Las categorías de "bien" y de "mal" no existen para los animales. Pueden ser' útiles o sucios, obedientes o desobedientes, pero no pueden ser buenos o malos.

Expresiones tales como "perrito bueno" o "perrito malo" no se refieren al valor moral de lo que el perro hace, sino solamente a lo que es adecuado o inadecuado para nosotros, los seres humanos, de la misma forma en que diríamos que e! clima es "bueno" o "malo".

Al igual que nuestros antepasados, que eran casi humanos sin llegar a serio por completo, los animales comen el fruto del Árbol de la Vida; comen y beben, corren y se aparean.

Pero el Árbol del Conocimiento del Bien y de! Mal está fuera de su alcance. Para usar un término que las generaciones anteriores a la nuestra no podrían haber comprendido, puede decirse que los animales están "programados".

Su instinto inherente les dice cuándo deben comer, dormir, etcétera. Siguen su instinto y, por lo tanto, las decisiones difíciles que deben tomar son muy pocas. 

En cambio, los seres humanos son únicos en el mundo de las criaturas vivientes. La "imagen y semejanza de Dios" que existe en nosotros nos permite decir No al instinto por razones morales.

Podemos optar por no comer aunque tengamos hambre. Podemos abstenernos sexualmente inclusive cuando estamos excitados, no por temor a un castigo sino porque comprendemos los términos "bien" y "mal" como no puede comprenderlos ningún otro animal.

Toda la historia de los seres humanos habla de una elevación por encima de nuestra naturaleza animal, de cómo aprendemos a controlar nuestros instintos.

Volvamos a los "castigos" que Dios impone a Adán y Eva. (Pongo la palabra “castigos” entre comillas porque no estoy seguro de que realmente lo sean.

Son las consecuencias dolorosas de ser humanos en lugar de meros animales.) Cada uno de ellos constituye un modo en el cual la vida de los seres humanos es más dolorosa y problemática que la de los animales.

El sexo y la reproducción son naturales y no presentan problemas para los animales, para ninguno, excepto para el Hombre.

El sexo es simple y directo para los animales pero doloroso para nosotros (a menos que estemos dispuestos a comportarnos como animales) porque hemos ingresado en el mundo del bien y del mal.

Al mismo tiempo, precisamente porque vivimos en ese mundo, una relación sexual puede significar para nosotros infinitamente más que para un animal o para una persona que considera que el sexo es sólo un instinto que se debe satisfacer.

Puede significar ternura, afecto, un compromiso responsable. Los animales se pueden aparear y reproducir, pero sólo los seres humanos conocen el amor, con todo el dolor que ese amor implica algunas veces.

Para los animales, dar a luz una cría y supervisar su crecimiento es un proceso puramente instintivo.
El dolor físico y el dolor psicológico son mucho menores para ellos que para el padre humano.

Debemos tomar decisiones difíciles.

De igual modo, la gente debe trabajar con ahínco por sus alimentos, ya sea cultivándolos o realizando algún servicio para ganar dinero y así poder comprarlos.

Saber que nuestro tiempo es limitado da valor a las cosas que hacemos.

Eso es lo que significa ser humano" a imagen y semejanza de Dios". Significa tener libertad para elegir en lugar de hacer lo que nos dicta nuestro instinto.

Significa saber que algunas elecciones son buenas y otras malas y que tenemos la obligación de conocer la diferencia. "Yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida." (Deuteronomio 30:19) 

Eso no pudo haber sido dicho a ninguna otra criatura viviente a excepción del Hombre, porque ninguna otra criatura tiene libertad para elegir.

Pero si el Hombre tiene realmente libertad para elegir, si puede ser virtuoso eligiendo libremente el bien cuando podría elegir el mal, entonces también tiene libertad para elegir el mal. Si sólo fuera libre para hacer el bien, en realidad no estaría eligiendo.

Si estamos predestinados a hacer el bien, entonces no tenemos libertad para elegirlo. hecho de ser humanos nos da libertad para herirnos unos a otros, y Dios no puede impedirlo sin quitarnos la libertad que nos hace humanos. 

Los seres humanos podemos engañar a nuestros congéneres, herirlos, y Dios sólo puede contemplarnos con pena y compasión por lo poco que hemos aprendido con el correr de los siglos acerca del modo en que deben comportarse los seres humanos. 

Esta línea de pensamiento me ayuda a comprender la monstruosa erupción de maldad que conocemos como el Holocausto, la muerte de millones de personas a manos de Adolfo Hitler.

Cuando la gente me pregunta:

-¿Dónde estaba Dios en Auschwitz? ¿Cómo pudo permitir que los nazis asesinaran a tantos hombres, mujeres y niños inocentes?

Les respondo que Dios no fue quien lo causó.

Fueron los seres humanos que eligieron ser crueles con sus congéneres. En palabras de una teóloga cristiana alemana, Dorothee Soelle, cuando se refería a los intentos de justificar el Holocausto como la voluntad de Dios: "¿Quién desea un Dios como ése? ¿Quién gana algo al venerarlo? ¿Estaba Dios del lado de las víctimas o del verdugo?"

Tratar de explicar el Holocausto, o cualquier otro sufrimiento, como la voluntad de Dios, es tomar partido por el verdugo en lugar de por su víctima, y afirmar que Dios hace lo mismo.

Si considero que fue la voluntad de Dios, me resulta imposible encontrarle sentido al Holocausto. 

Aun si pudiera aceptar la muerte de un individuo inocente de vez en cuando sin tener que repensar todas mis convicciones, el Holocausto implica demasiadas muertes, demasiadas evidencias contra la opinión de que "Dios está a cargo y Él tiene Sus razones". 

Debo creer que el Holocausto fue, por lo menos, una ofensa tan grande para el orden moral de Dios como lo es para el mío, de lo contrario, ¿cómo podría respetar a Dios como fuente de guía moral?

¿Por qué murieron seis millones de judíos y varios millones de víctimas inocentes en los campos de concentración de Hitler? ¿Quién fue el responsable? y así volvemos a la idea de la libertad humana para elegir. 

El hombre, descubrimos, es esa criatura única cuyo comportamiento no está "programado". Tiene libertad para elegir ser bueno, lo cual implica que debe ser libre para elegir ser malo. 

Algunas buenas personas son buenas a una escala relativamente modesta. Son caritativas, visitan a los enfermos, ayudan a un vecino a cambiar un neumático pinchado. Otras, son buenas a una escala mayor.

Trabajan con diligencia para descubrir la cura de una enfermedad o luchan por los derechos de los pobres e indefensos. Algunas malas personas eligen el mal, pero tienen la capacidad para ser malvadas a una escala pequeña. 

Mienten, engañan, toman cosas que no les pertenecen. y otras tienen la capacidad de herir a millones, así como sus contrapartes bondadosas tienen la capacidad para ayudar a millones.

Seguramente Hitler fue uno de esos raros genios malignos que, una vez que eligió ser destructivo, tuvo la capacidad de ser más destructivo que virtualmente cualquier otra persona de la historia.

¿Podemos afirmar que alguien como Hitler eligió ser destructivo? ¿O tendríamos que estudiar a sus padres, su entorno hogareño, sus maestros, sus primeras experiencias en la vida y las circunstancias históricas que hicieron que se convirtiera en esa clase de persona?

Es probable que no exista una respuesta clara para esa pregunta. Los sociólogos han debatido el tema muchos anos, y continuarán haciéndolo.

Sólo puedo decir que la piedra angular de mi convicción religiosa es la certeza de que los seres humanos tienen libertad para elegir la dirección que tomará su vida. Por supuesto, algunos niños nacen con una capacidad física o mental que limitará su libertad de elección.

No todos pueden elegir ser cantantes de ópera, cirujanos o atletas profesionales. También es cierto que algunos padres maltratan a sus hijos, que situaciones accidentales -guerras, enfermedades traumatizan a los niños y les impiden hacer algo para lo cual hubiesen estado calificados, y que algunas personas son tan adictas a los hábitos que resulta difícil considerarlas libres.

Pero insistiré en que cada adulto, aun cuando su niñez haya sido desafortunada o sea adicto a algún hábito, tiene libertad para elegir cómo será su vida. Si no somos libres, si estamos determinados por las circunstancias y las experiencias, entonces no somos diferentes al animal que está dominado por sus instintos.

Decir de Hitler, decir de cualquier criminal, que no eligió ser malo sino que es víctima de su educación, imposibilita toda moralidad, toda discusión acerca del bien y del mal. Deja sin respuesta la pregunta de por qué otras personas que pasaron por circunstancias similares no se convirtieron en otros tantos Hitler.

Pero peor aún, decir "no tiene la culpa, no tuvo libertad para elegir" es robarle a una persona su humanidad, y reducirla al nivel de un animal que tampoco tiene libertad para elegir entre el bien y el mal.)

El Holocausto sucedió porque Hitler era un genio demente y maligno que eligió hacer daño a escala masiva. Pero no lo hizo solo. Hitler era sólo un hombre, e inclusive su capacidad para hacer el mal era limitada.

El Holocausto se produjo porque miles de personas que no eran Hitler se convencieron de unirse a él en su locura, y millones de personas permitieron que se las obligara a colaborar mediante el temor y la vergüenza.

Se produjo porque gente enojada y frustrada estuvo dispuesta a descargar su ira y su frustración sobre víctimas inocentes apenas la alentaron a hacerla.

Se produjo porque Hitler logró persuadir a los abogados de que olvidaran su compromiso con la justicia ya los médicos de que violaran su juramento. Y se produjo porque los gobiernos democráticos no estuvieron dispuestos a convocar a su pueblo para enfrentar a Hitler mientras sus intereses no se vieron afectados.

¿Dónde estaba Dios mientras sucedía todo eso? ¿Por qué no intervino para detenerlo? ¿Por qué no hizo que cayera muerto en 1939 salvando así millones de vidas y evitando grandes sufrimientos? ¿Por qué no envió un terremoto para que demoliera las cámaras de gas? ¿Dónde estaba Dios?

Tengo que creer, al igual que Dorothee Soelle, que estaba con las víctimas, y no con los asesinos, pero que Él no controlaba la elección del hombre entre el bien y el mal. 

Tengo que creer que las lágrimas y oraciones de las víctimas despertaron la compasión de Dios, pero que habiendo dado al Hombre la libertad de elegir, incluyendo la libertad de elegir lastimar a su vecino, no había nada que Dios pudiera hacer para impedido.

El Cristianismo introdujo en el mundo la idea de un Dios que sufre, junto con la imagen de un Dios que crea y dirige. El judaísmo pos bíblico se refirió ocasionalmente a un Dios que sufre, un Dios que se queda sin hogar y va al exilio junto con Su pueblo exiliado, un Dios que llora cuando ve lo que algunos de Sus hijos les hacen a otros. No sé lo que significa el sufrimiento para Dios.

No creo que Dios sea una persona como yo, con ojos verdaderos y lagrimales verdaderos para llorar y terminaciones nerviosas verdaderas para sentir dolor.

Pero me agradaría pensar que la angustia que siento cuando leo acerca del sufrimiento de personas inocentes refleja la angustia de Dios y la compasión de Dios, aun cuando su forma de sentir el dolor sea diferente de la nuestra.

Me agradaría pensar que Él es la fuente que me permite sentir compasión e indignación, y que Él y yo estamos del mismo lado cuando tomamos partido por la víctima contra aquellos que desean herida. Creo que es correcto que la última palabra en este tema provenga de un sobreviviente de Auschwitz:



RESUMEN DEL LIBRO CUANDO LA GENTE BUENA SUFRE  (HAROLD S. KUSHNER)

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